domingo, 11 de enero de 2009

En un ambiente de lo más pastoril, la famosa pintora Coquela entrega su precioso cuadro "1596 en la Caleta" a Santi que quedó encantado y ya lo tiene colgado en su casa.

Lo reconozco: soy como los niños y me gusta ver nevar, ver fundirse los copos en mi mano, hacer muñecos de nieve, y el crujir de la nieve con mis pisadas, pero si con una nevada se monta el "pollo" que se ha montado en Madrid esta semana, pues mejor que caigan sólo unas cuantas gotitas de lluvia y todos tan contentos. Con despropósitos como el del día de la nevada, me surgen varios títulos de novela: "Como sobreviví sin saco de dormir en el aeropuerto de Barajas" "atrapado en la M-40 y con sólo una rayita de la batería del movil", y otros muchos donde narrar las peripecias de miles de familias que han tenido que sufrir unos grandes problemas debido a las inclemencias meteorológicas y también, todo sea dicho, a la ineptitud de unos responsables.

Así que como hacía un frío que te pasas, pues me he dedicado a vegetar. Vegetar es dormir mucho y hacer poco. No es que esto sea muy divertido, pero si lo hace un animal simpático como el oso pienso que no debe de ser malo, y con este "vegetar" me he pasado toda esta semana. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre las ventajas cabe citar que ahorras pasta y que no te estresas en demasía, bueno, lo intenta la tele, pero con un zapping a tiempo te escapas de los bodrios. Inconveniente es que tu creación literaria se ve frenada y así estoy, pero no me preocupa demasiado, ya arrancaré.

De lo mejor que hice en la semana fue...una sopa de marisco. Esta semana no pasará a mi historia particular por grandes hechos o ideas, por grandes declaraciones o impresionantes páginas escritas, sino que la palabra que la define es eso: sopa de marisco. Lo recomiendo: es entretenida pues tienes que limpiar el pescado, las gambas, los mejillones y si eres "sopero" está genial. La conpartí con Laura y Floren y repetimos todos. Sí, cayó una botella de vino de rueda, que estaba estupenda por cierto. Buena velada.

Y dentro de poco comienzo las clases: estupendo, me apetece activarme y ponerme las pilas. A ver si hay suerte y disfruto como en estos últimos 5 años. Por otra parte me doy cuenta que vegetar me gusta, pues soy un vago redomado, pero dar clases me gusta más e incluso me atrevería decir que me sienta bien el madrugar, el hablar durante unas cuantas horas, relacionarme, viajar, en fin que me gusta trabajar y ya digo que esto lo diga un vago como yo es muy importante.

Y el futuro nacional e internacional no es muy halagueño que digamos, pero...confiemos, que pese a todo, en el mundo hay buena gente y con ideas y ganas.

7 comentarios:

  1. Amigo, leo tu post, todo lo que haces y veo que te consideras un vago redomado. Y, maldita sea, me dio un gran complejo de culpa.

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  2. Gracias por tu comentario amigo y nada Pike, no te preocupes y ni el más mínimo complejo de culpa. Mas que vago redomado, me considero vaguillo, que siempre lo fui y me parece mejor título. Hago cosas, pero posiblemente podría hacer más, bueno, como todo el mundo y tampoco me como mucho la oreja con ello.
    un abrazote y gracias
    Santi

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  3. Santiago, gracias por añadirte a mis seguidores.
    Tambièn lo acabo de hacer yo; Ha sido un gusto conocer tu blog.

    Un abrazo trasatlántico♥

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  4. Si que se antoja invernar como los osos, con estos frios. Me imagino a usted con esa nieve que que les cubrio.

    Me gusta su narrativa es muy amena
    Celia

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  5. Pues querido amigo, comparto tu concepto de vago, al cien por cien. También estuve estos días pasados -algunos que no había que salir a comprar cosas- deambulando aquí y allá. Es un deporte magnífico...jejeje...
    Saludos cordiales, y espero tus amenas entradas en lo que queda de ¿vida?...jajaja...bueeeno, de aaaaño.

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  6. Está bien lo de vegetar. A veces lo hago, pero no más de 5 minutos.

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  7. Es un orgullo ser amiga de un escritor tan majete. Besos, Coquela.

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